jueves, 23 de junio de 2016

JESÚS NO PROPONE SIMPLEMENTE IDEALES, MANDA CON AUTORIDAD


 Robert SPAEMANN, miembro de la Academia Pontificia para la Vida

catolicos-on-line, 22-6-16

Mis observaciones críticas en la entrevista con la Catholic News Agency sobre la exhortación apostólica «Amoris lætitia» suscitaron reacciones muy vivas, en parte de aprobación entusiasta, y en parte de rechazo.

El rechazo se refiere en primer lugar a la frase según la cual la nota 351 representa una «ruptura en la tradición del Magisterio de la iglesia católica». Lo que quise decir fue que algunas de las afirmaciones del Santo Padre están en una clara contradicción con las palabras de Jesús, con las palabras de los apóstoles y con la doctrina tradicional de la iglesia.

De ruptura, en realidad, se debe hablar sólo cuando un Papa, ejercitando de manera unívoca y explícita su potestad apostólica –por tanto, no incidentalmente en una nota a pie de página–, enseña algo que está en contradicción con la citada tradición magisterial.

Este caso aquí no se verifica, aunque sólo sea por el hecho de que al Papa Francisco no le gusta la claridad unívoca. Cuando, poco tiempo atrás, declaró que el cristianismo no conoce ningún «aut aut» [o esto o lo otro], evidentemente no le preocupaba en absoluto que Cristo haya dicho: «que vuestra palabra sea sí, sí, no, no. Lo demás viene del Maligno» (Mt 5,37). Las Cartas del apóstol Pablo están repletas de «aut aut». Y además: «¡el que no está conmigo, está contra mí!» (Mt 12,30).

El Papa Francisco, sin embargo, sólo quiere «hacer propuestas». Contradecir propuestas no está prohibido. Y, en mi opinión, se le debe contradecir con energía, cuando en «Amoris lætitia» sostiene que Jesús habría «propuesto un ideal exigente». No, Jesús ha mandado «como uno que tiene autoridad, y no como los escribas y fariseos» (Mt 7,29). Él mismo, por ejemplo, cuando habla con el joven rico, remite a la íntima unidad del seguimiento con la observancia de los diez mandamientos (Lc 18,18-23). Jesús no predica un ideal, sino que instaura una nueva realidad, el Reino de Dios en la tierra. Jesús no propone, sino que invita y manda: «Os doy un mandamiento nuevo». Esta nueva realidad y este mandamiento están estrechamente relacionados con la naturaleza de la persona humana, cognoscible a través de la razón.

Si esto que afirma el Santo Padre se ajusta tan poco a lo que leo en las Escrituras y recibo de los Evangelios, todavía no es una razón suficiente para hablar de una «ruptura», y tampoco es una razón para hacer del Papa objeto de polémica y de ironía, como lo hizo sin embargo Alexander Kissler [1]. Cuando San Pablo se hallaba frente al sanedrín para defenderse y el sumo sacerdote ordenó que se le golpeara en la cara, Pablo respondió con las palabras: «¡Dios te golpeará a tí, muro blanqueado!». Y cuando los presentes le dijeron que era el sumo sacerdote, Pablo dijo, «yo no sabía que era el sumo sacerdote. Porque está escrito: «tú no insultarás al jefe de tu pueblo» (Hch. 23,3-5). Kissler, cuando escribió sobre el Papa, tendría que haber moderado su tono, aunque el contenido de su crítica fuese justificado en gran parte. Debido a la polémica sarcástica, ha resultado limitada la eficacia de su intervención.

El Papa se ha lamentado del hecho de que, cediendo a los medios de comunicación, se termine casi por no captar sus muchas exhortaciones sobre la alarmante situación de la familia, por centrar la atención en una nota al pie de página sobre el tema de la admisión a la comunión. Pero es que el debate público pre-sinodal giraba todo él alrededor de ese tema, pues sobre este punto, de hecho, hay que decir sí o no.

El debate continuará todavía, y de manera no menos controvertida que antes, porque el Papa se negó a citar sobre este asunto las declaraciones clarísimas de sus predecesores, y porque su respuesta ha sido tan manifiestamente ambigua que cada uno puede interpretarla, y la interpreta, a favor de su propia opinión. «Si la trompeta emite un sonido confuso ¿quién se preparará para el combate?» (1Cor 14,8). Si mientras tanto el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe se ha visto forzado a acusar abiertamente de herejía al más estrecho colaborador y ghostwriter del Papa, se puede decir que la situación ha llegado al límite. También en la Iglesia Católica hay un límite de lo soportable.

Al Papa Francisco le gusta parangonar a quien es crítico con su política con los que «se sentaron en la cátedra de Moisés». Pero otra vez el tiro se vuelve contra quien lo disparó. Los escribas eran precisamente los que defendían el divorcio y tramaban las reglas sobre él. Los discípulos de Jesús, en cambio, se desconcertaron por la terminante prohibición del divorcio que hizo el Maestro: «¿Quién podrá ahora casarse?» (Mt 19,10). Como cuando la gente que se fue al anunciar el Señor que El iba a ser su alimento: «Este lenguaje es duro. ¿Quién podrá asimilarlo?» (Jn 6,60).


El Señor «tuvo lástima de la gente», pero no era un populista. «¿También ustedes quieren irse?» (Jn 6, 67). Esta pregunta dirigida a los apóstoles fue su única reacción ante el hecho de que sus oyentes se marcharan.

martes, 7 de junio de 2016

MITOS ANTICATÓLICOS

 dice un historiador no católico

La verdad histórica es la que es, se tenga o no se tenga fe: Rodney Stark la defiende.


6 junio 2016

Rodney Stark ha escrito unos cuarenta libros sobre una amplia variedad de temas, incluyendo un cierto número sobre la historia del cristianismo, el monoteismo, el cristianismo en China y las raíces de la modernidad. Tras empezar como reportero en un periódico y pasar un cierto tiempo en el ejército, Stark obtuvo el doctorado por la Universidad de Berkeley (California), en la que trabajó como investigador en el Survey Research Center y en el Center for the Study of Law and Society. Más tarde fue profesor de Sociología y Religión Comparada en la Universidad de Washington. Desde 2004 trabaja en la Baylor University. Stark ha sido presidente de la Society for the Scientific Study of Religion y de la Association for the Sociology of Religion, y ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su eminente trabajo. 
Educado como luterano, se ha identificado como agnóstico pero recientemente se autodenomina "cristiano independiente".



Su obra más reciente es Bearing False Witness: Debunking Centuries of Anti-Catholic History [Levantando falso testimonio. Desmontando siglos de Historia anticatólica] (Templeton Press, 2016), en la que aborda diez mitos predominantes en la historia de la Iglesia. Stark ha respondido a algunas preguntas planteadas por Carl E. Olson, editor de Catholic World Report.

-Usted empieza su libro informando sobre su educación como protestante americano y analizando a las "eminencias intolerantes". ¿Qué es una "eminencia intolerante"? ¿Y cómo han influido en el modo como es actualmente considerada y percibida la Iglesia católica por muchos estadounidenses?

-Con eminencias intolerantes me refiero a esos estudiosos e intelectuales ilustres, claramente antagonistas de la Iglesia católica, que han difundido falsas afirmaciones históricas.

-¿Cómo ha identificado y seleccionado los diez mitos anticatólicos que usted ridiculiza en el libro? ¿Hasta qué punto estos mitos forman parte de la cultura general (aunque a veces vaga) protestante? ¿Y hasta qué punto son difundidos por una élite cultural más secular?

-La mayor parte de estos mitos anticatólicos los he encontrado cuando escribía sobre distintos periodos y acontecimientos históricos; descubrí que estos "hechos" tan conocidos eran falsos, por lo que me sentí obligado a profundizarlos. Estos mitos no están limitados a la generalidad de la cultura protestante; de hecho, muchos católicos, incluso algunos muy conocidos, los han apoyado. Demasiado a menudo, y durante mucho tiempo, los historiadores en general han concedido título de verdad a estos mitos. Desde luego, los "secularistas", sobre todo ex-católicos como Karen Armstrong, adoran estos mitos.

-El primer capítulo trata de los "pecados del anti-semitismo" y es tal vez el tema más divisorio y controvertido de todos los que usted afronta. ¿Cómo ha cambiado su propia opinión sobre este tema y por qué? ¿Por qué cree que sigue habiendo la amplia creencia o impresión de que la Iglesia católica es inherentemente antisemita?

-Cuando empecé mis investigaciones "todos", incluidos católicos de primera línea, creían que la Iglesia era una de las fuentes principales del antisemitismo. Fue más tarde, cuando trabajaba con material sobre las persecuciones medievales a los judíos, cuando descubrí el papel eficaz que tuvo la Iglesia para oponerse y suprimir dichas persecuciones. Esta verdad es narrada por cronistas judíos medievales y, por lo tanto, sin duda alguna es cierta. ¿Por qué tantos "intelectuales", muchos de los cuales son ex-católicos, siguen aceptando la idea de que el Papa Pío XII fue "el Papa de Hitler" cuando claramente es una mentira despiadada? Sólo puede ser por odio a la Iglesia. Recuerde que son judíos famosos los que defienden al Papa.

-¿Por qué varios historiadores, como Gibbon, han presentado a los antiguos paganos como benévolos o tolerantes hacia el cristianismo? ¿Cuál era la verdadera relación entre el cristianismo y el paganismo en los primeros siglos de la historia de la Iglesia?

-En esos días, el modo seguro para atacar la religión era dejar que los lectores asumieran que era sólo un ataque al catolicismo, por lo que eso fue lo que hicieron Edward Gibbon y sus contemporáneos. Sorprende que cuando los paganos ya no fueron capaces de perseguir a los cristianos, fueron ignorados por la Iglesia y los emperadores y desaparecieron lentamente.

-¿Cómo se desarrolló el mito de los "Años Oscuros"? ¿Cuáles son los principales problemas con este mito?

-Voltaire y sus compañeros crearon la ficción de los Años Oscuros para poder reivindicar que fueron ellos los que hicieron emerger la Ilustración. Como cualquier historiador competente (e incluso ahora las enciclopedias) defiende, no hubo tales Años Oscuros. Al contrario, fue durante esos siglos cuando Europa hizo el gran salto cultural y tecnológico que la situó a la cabeza del resto del mundo.

-¿Qué relación hay entre el mito de los Años Oscuros y el mito de la Ilustración? ¿Cuán racional y científica era, efectivamente, la Ilustración?

-Los "filósofos" de la denominada "Ilustración" no tuvieron ningún papel en el desarrollo de la ciencia, pues los grandes progresos científicos de la época se deben en su mayoría a hombre muy religiosos, muchos de ellos pertenecientes al clero católico.

-Las Cruzadas y la Inquisición siguen siendo presentadas como una época y unos acontecimientos que son el resultado de la barbarie cristiana y que supusieron el asesinato de millones de personas. ¿Por qué estos mitos son tan populares y están tan extendidos, incluso después de que estudiosos se hayan dedicado durante décadas a corregir y aclarar lo que realmente sucedió (o no sucedió)?

-Puedo asegurar que las Cruzadas fueron guerras legítimas de defensa y que la Inquisición no fue sangrienta. Pero no puedo explicar por qué la gran cantidad de investigaciones llevadas a cabo para apoyar estas correcciones no han tenido impacto entre los intelectualoides.

-Al tratar el tema de la "Modernidad Protestante", usted declara rotundamente que la tesis de Max Weber según la cual fue el protestantismo lo que dio lugar al nacimiento del capitalismo y la modernidad es "una sandez". ¿Cuál es el principal problema con la tesis de Weber?

-El problema es sencillamente que el capitalismo se desarrolló y prosperó en Europa muchos siglos antes de la llegada de la Reforma. 

-Usted afirma categóricamente que como estudioso con un pasado protestante y que trabaja en una universidad baptista no escribe su libro "en defensa de la Iglesia", sino "en defensa de la historia". ¿Por qué es importante esto? Y, por último, ¿piensa usted que actualmente la mayoría de los norteamericanos dan más credibilidad a la historia que a la Iglesia?

-Pienso que será difícil para las eminencias intolerantes acusarme de querer hacerle la pelota al catolicismo intentando tapar los pecados de la Iglesia. El único interés personal que tengo es que la historia debe ser relatada con honestidad. Respecto a su última pregunta: no creo que la "mayoría de los americanos" llegue a saber que este libro se ha escrito. Lo único que puedo esperar, tal vez, es que influya sobre los intelectuales y los escritores de libros de texto.


Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).